Amplia selección de productos italianos a base de trufas blancas y negras a la venta de Toscana, Umbría y Alba en Piamonte. Los precios de algunas trufas apenas se mueven hasta su respectiva temporada de trufa. Cocine hasta que la corteza esté perfectamente dorada. Simona. Al menos una decena de empresas dependen de este sector en Sarrión: desde viveros, empresas de abono, laboratorios hasta adiestradores de perros y veterinarios. Este perro posee un hocico fuerte, ancho y profundo, siempre en armonía con el cráneo. Asocia este olor con recompensas positivas para que tu perro comprenda que encontrar este aroma particular es un comportamiento deseado. Tampoco nadie aprecia en París el mérito de este cognac como yo -respondió el bohemio, trasegando a su estómago otra copa-. Nadie rehúsa un trono. Como apuntamos, la cuna de la trufa blanca se sitúa en el norte de Italia, pero en países limítrofes como Eslovenia, Albania, Grecia o Croacia, colindantes con el Adriático, también hay, si bien menos y de menor calidad.
Pero sin prisa: hay casos documentados que una espora puede reproducirse a una trufa blanca pasados más de 30 años de cumplir todo este proceso. Afortunadamente, existen algunos consejos que pueden ayudar a aliviar este problema. Cuando obtuvo una o dos informaciones sobre Samuel Cramer: que era un hombre como cualquier otro, con algo de criterio y algo de talento; comprendió que había algo que adivinar, y que el terrible artículo del lunes bien podría ser una extraña clase de ramo de flores semanal o la carta de visita de un obstinado solicitante. Llevaré una carta amorosa, pero no me hagas tercero de reinos». «Iba cuasi fuera de su sentido por Fresco Tuber Macrosporum las carreras, afeadas por miserable caida, en las cuales daban no pequeño empacho á los viandantes los pedazos rotos de muy grandes colunas y montones que de una parte y de otra estaban fechos de muros destroydos. La nariz era chata, salientes los pómulos, el bigote péndulo: una fisonomía de esas que los antropólogos llaman mongoloides. La corbata era de lazo, de color rabioso, flotante; de reloj y cadena, ni señal. Su nombre ya era respetado en Europa: ahora le encargan de los Estados Unidos dos grandes lienzos para el local de la Working Association.
La policía local de Carabinieri sacó sus varas medidoras y una bolsa de congelación y manejó la zona como una escena del crimen. Me estás dando fin de la barrica del cognac, y es único: ninguna bodega de París se honra con otro igual. Encendió la pipa, se puso cognac, paladeó un sorbo, y se recostó en el diván, sacando una bocanada de humo que lanzó al techo, cubierto de telas japonesas plegadas en figura de gigantesca sombrilla. Mas antes de que el bohemio la acercase al mechero encendido, Felipe, ya recostado en el diván, tendió la mano imperiosamente. Los mas temibles son el tepú (Myrtos sepularis, Hook), que crece casi siempre en lugares pantanosos i cobijando tupidas murtas (Myrtus ugni) i chauras, los olmos con sus quilas i los alerces con sus tantaos (Desfontainea ilicifolia Ph.) de hojas espinudas i coicopihues (Philesia bunifolia Lam.). Un perro es capaz de distinguir más de un millón de olores y clasificarlos, de ahí que sean tan buenos rastreadores. Una vez que tenemos a nuestro perro en las mejores condiciones podemos empezar cuando queramos. Felipe se turbó. Parecía que el ayuda de cámara había leído en su pensamiento.
Al punto mismo sonó la campanilla de la puerta a rebato, y poco después se precipitó en el comedor un hombre que gesticulaba abriendo los brazos y mostrando querer abrazar a Felipe. Ni sabía lo que tragaba, engolfado en su entusiasta descripción. Una voz mesurada anunció que estaba servido el almuerzo. Y así transforma un plato sencillo en una receta elegante y refinada. Él nos hace penetrar en la intimidad de truhanes y juglares, de escolares y de ciegos, de astutas Celestinas, de troteras y danzadoras judías y moriscas, y al mismo tiempo nos declara una por una las confituras y golosinas de las monjas. Pasaron los dos amigos al fumadero, no sin que Yalomitsa, a espaldas de Felipe, hiciese una seña a Adolfo, que la entendió y siguió al bohemio llevando una bandejita con la botella y las copas de cognac. Si vieses -continuó Yalomitsa, engullendo distraídamente huevos revueltos con trufas- ¡