El entrenamiento del perro dedicado a la rastreo de trufas negras melanosporum frescas es minucioso, porque pueden dañarlas o comérselas, así que es vital desarrollar el instinto buscador del perro. Aunque parezca un tubérculo, por crecer bajo tierra, como te hemos indicado la trufa blanca es un hongo, que crece de manera silvestre en zonas con condiciones específicas en cuanto al terreno y la climatología como las que reúne la región del Piamonte italiano de donde es originaria. Yo no ignoraba que existen contrabandistas, pero creía que desde la toma de Argel y la destrucción de la Regencia no existían los piratas sino en las novelas de Cooper y del capitán Marryat. Su jefe, a quien han dicho que sois un joven francés, os invita a cenar. ¿Cómo no atraen sobre esos piratas la venganza del gobierno francés, del sardo o del toscano? Al fin subió aquella estela luminosa hasta la cima del cono, donde se detuvo un instante flameando como el penacho de un volcán, hasta que la sombra invasora se apoderó gradualmente de las alturas, reduciéndose la isla a una nube rojiza que iba por momentos ennegreciéndose. No tengo motivos para negarme, tanto más cuanto que le llevo mi parte de bucólica.
Se parece a aquella frase turca de Molière que tanto admiraba el paleto caballero (le bourgeois gentilhomme) por el sinnúmero de cosas que significaba. El barco se revuelve entonces como un hombre que se ahoga. ¿Quién niega protección a un pobre hombre que se ve perseguido? Encuentra las recetas con trufa negra más originales en las que este producto se convierte en el protagonista y sorprende a todos tus comensales. Es la provincia de España donde más trufa negra silvestre se encuentra y donde más se cultiva la trufa negra de invierno. Estamos acostumbradas a ver trufa negra en casi cualquier restaurante. Mientras tanto picamos la trufa en pedacitos y los incorporamos a la salsa. En medio de las tinieblas, a las cuales estaba ya un tanto acostumbrado, distinguía Franz el gigante de granito que la barca costeaba, y pasando en fin el ángulo saliente de una peña, pudo ver la lumbre más encendida que nunca, y sentadas a su alrededor cinco o seis personas. Que os dejéis vendar los ojos, y que no os quitéis la venda hasta que él mismo os lo diga.
No es raro que en orden a los hombres poco comunes los juicios de los otros difieran hasta el extremo de constituir opiniones encontradas. Su interior muestra una pulpa marmórea con tonalidades que van desde el blanco hasta el crema. El resplandor del fuego iluminaba una distancia de cien pasos mar adentro, por lo menos. Llevaba éste al hombro uno de los fusiles, Gaetano el otro, y un marinero su carabina, pero como su traje era una mezcolanza del de los artistas y del de los dandys, no inspiró ninguna sospecha. En este intervalo el patrón se había quitado su marsellés y su camisa, y asegurándose los pantalones en las caderas, sin quitarse los zapatos ni medias, que no los usaba, se puso un dedo sobre la boca, como dando a entender que guardasen profundo silencio, se deslizó al mar, nadando hacia la orilla con tanta precaución, que era imposible oír el menor ruido. Mi querido Gaetano -dijo al patrón-, acabáis de decirme, según creo, que la isla de Montecristo es un nido de piratas, que me parece caza muy distinta de la de cabras.
Franz sondeó cuanto le fue posible la mirada de Gaetano para conocer lo que ocultaba esta proposición. Justamente el mismo número nuestro; somos seis para seis, por si esos señores se nos pusieran foscos y tuviéramos que traerlos a razones. Pues esa roca es una barquilla estrecha y chata, tripulada por seis o siete hombres, que lo sorprendieron y robaron en una noche oscura, en las inmediaciones de algún islote desierto, como los ladrones detienen y roban una silla de posta en la espesura de un bosque. Cuatro, excelencia, y con los dos bandidos, seis. Pues bien; si, como nosotros, viviese en Liorna vuestra excelencia, de vez en cuando oiría contar que un barquichuelo cargado de mercancías o un lindo yate inglés que se esperaba en Bastía, PortoFerrajo o Civita-Vecchia, no ha llegado, y que se ignora su paradero: debió de estrellarse contra alguna roca. Primero, viajaron a Francia para recabar información y poco después crearon su propia plantación creando un vivero de encinas truferas en el que la planta es el centro de su trabajo. En torno crecían en algunos trozos de tierra vegetal encinas enanas y mirtos de ramaje espeso. Entretanto los marineros habían arrancado un buen montón de musgo, y con mirtos y encina verde encendieron una buena lumbre.